En otro mundo, en otro tiempo, antes de que nazca la razón…

 

Antes de que los relojes den la hora

Nació en un costal de pejerreyes una niña con cuatro ojos, la cabeza mal puesta y el corazón roto.

Para protejer su identidad y no avergonzar a su familia, se cambió el nombre y se llamó a sí misma Ricardina Francisca De Los Aragones López.

Ricardina Francisca De Los Aragones López era una niña inusual. Dos de sus ojos veían los deseos inalcanzables y las conexiones cósmicas

Mientras que los otros dos se fijaban si venían carros para poder cruzar la pista… y si rojo combinaba bien con verde.

A nadie le gustaba ver a una niña con cuatro ojos, pero cuando cerraba dos de ellos, la gente la admirada y era amada por su belleza.

Así Ricardina Francisca De Los Aragones López se volvía más hermosa y engordaba llena de halagos y huevos fritos.

Pero cuando estaba sola y abría todos los ojos, se volvía fea otra vez y descifraba nuevamente su infelicidad y toda clase de infortunios.

Y de sus ojos brotaba el agua de las cataratas del Parque de los Amores Olvidados donde ella nadaba y se ahogaba todos los dias.

Lo que Ricardina Francisca De Los Aragones López más quería en el mundo era que dos de sus ojos se cierren para siempre

Y que así el Hombre Calabaza le traiga el desayuno a la cama, además de no enfrentar sola el acné de la pubertad.

Con este fín decidió pedirle al carnicero que le extirpe los ojos con un hacha y ya sin ellos poder ser admirada y adulada sin piedad.

Tal como planeó Ricardina Francisca De Los Aragones López se emborrachó de tanto tragarse los cumplidos de la gente que amaba su cuerpo ya sin dos de sus ojos.

Mientras ella permanecía despierta solo al nivel más superficial del primer sueño en que aún podía sentir el placer de ser querida.

Y así Ricardina Francisca De Los Aragones López vivió en un sueño eterno y pasajero por 536 años

abrazada de su almohada de plumas con el desayuno servido con jugo tropical en una copa de cristal de Bavaria.

Hasta que un día el cristal se rompió, el jugo tropical se derramó y ella tuvo que levantarse a limpiarlo 

Cuando despertó, aún tenía el corazón roto y la cabeza mal puesta. En ese instante adivinó que a veces es mejor vivir sin lo deseado aunque nos tiña el corazón de gris. 

Con los dos ojos que le quedaban descubrió que el Hombre Calabaza tanto como el resto de la gente,

le habían dejado de prestar 

atención después de los primeros 234 años.

Nadie puede amar a alguien por tanto tiempo. La gente se cansa.

Notó también que rojo no siempre combinaba bien con verde. Y por el resto de su vida, Ricardina Francisca De Los Aragones López supo como vestirse muy bien.